Mientras la estudia, él imagina y sueña que viaja en las carabelas junto a Colón, monta el caballo blanco del toqui Lautaro, se baña en el río Mapocho con Pedro de Valdivia y recorre las playas acompañando a los patriotas.
Papelucho se asombra de la valentía de los héroes de la Independencia, valora los pueblos indígenas y reconoce la herencia que hemos recibido de ellos. Está feliz de haber nacido chileno porque puede tirarse en esquí derecho al mar, porque puede amaestrar una ballena y sacar tesoros de piratas en el océano Pacífico y también porque cuando sea grande podrá recoger las piedras preciosas de la cordillera.
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